viernes, 15 de abril de 2011

Tu casa o la mía? : Los One Night Stands

Tres meses sin tirar, una sacada de vuelta, diez Jagermaisters a la vena o tu último fin de semana en Floripa. Escoge el que quieras. La fórmula, la sabemos todos y se resume estupendamente en un inconfundible y huachafisimo término: decided. Salir decided es salir dispuesto a todo, seguro de conseguir echarse un polvito previo litro y medio de whisky. Esto se decide ese mismo día por la tarde. Los motivos para resolver salir a probar lo que traiga la noche son clásicos: arrechura, sobredosis de auto confianza y el siempre traicionero despecho. Catalizador: Alcohol en cantidades industriales.
Te despiertas y de milagro no te da un paro al corazón los primeros 3 segundos que no sabes dónde coño estás. Volteas y ves una bola de pelos sin rostro. Miras a todos lados buscando las pruebas del delito: tu ropa, los condones, tu cartera o billetera, tu celular y la ventana más próxima para adivinar dónde carajo estás. Te paras y vas corriendo al baño. Te miras, mejor dicho te revisas (no sólo la cara claro está) y te vistes rápido mientras piensas si para mantener el orgullo lo mejor será marcharse a la francesa. Regla número 1: No al sleeping over.
Cuando sales del baño el desconocido está más despierto que hijo de Freddy Kruger y tú lo saludas con un tímido y ridículo ¡Hola! cuando hace unas horas te lo comías con zapatos y todo. Oye bueno, ya me tengo que ir porque…blablabla POLLO! Te pones a dar explicaciones no solicitadas enredándote en una afasia temporal y repentina.
Por fin estás fuera, tomando un taxi para empezar un larguísimo y migrañoso camino a casa. Tratas de armar el rompecabezas y sientes un puré tóxico de culpa, vergüenza, fantasía y hasta una infantil expectativa. Llegas a tu cama, duermes un par de horas más y quedas en almorzar con unos amigos: ¿Lo cuentas? Hell yeah! Un polvo mediocre se convierte en una narración exagerada de sexo desenfrenado. Es mejor que te midas, todos sabemos que no fue taaan bueno. Claro que si eres un ñoño conservador y sicótico guardarás tu secretillo como pecado venial bajo 7 llaves, revolcándote entre la culpa y el deseo.
El anti one-night stand: Lo había visto una vez antes y la verdad es que tenía menos sex appeal que Kenji Fujimori pero a mí me llamaba la atención y decidí que esa noche usaría las pocas armas que tengo para que me diera la hora. Después de pararme de cabeza y hacer 230 lunges sacando culo le digo: ¿Me acompañas a tomar el taxi? Y cuando para el carro, me le tiro encima cual fan enamorada y ebria. ¿Tu casa o la mía? El camino era corto y llegamos rápido. Veinte pisos más arriba ya estaba despanzurrada en su cama esperando el momento de la verdad. ¿Ya? Un ratito más… Yaaaaa??? Espera…. Ya fue (a ver si la próxima te ves con Paraguay). Me paro en el acto y empiezo a vestirme a la velocidad de la luz, porque al día siguiente tenía una reunión en el orto del mundo para la cual mi queridísimo jefe me iba a recoger a las 10am en punto. Quédate. ¿Para qué? (osea NO WAY). Quédate a dormir. Previo suspiro, me acomodo en posición cucharita y pongo mi despertador. De pronto suena el teléfono; mi jefe llamando. ¿Aló? Oye estoy en tu casa en 10 minutos, se adelantó la reunión. SAY WHAT? No había terminado de colgar el teléfono, me puse el calzón, el jean roto con olor a juerga infernal, mi suéter con capucha negra para taparme el despeinado y las zapatillas Converse de cuero color mostaza. Con las medias, el sostén y el polo enrollados bajo el brazo, me tiré por las escaleras directo a recepción. Llego a la esquina para tomar un taxi y aparece el carro de mi jefe, con otro pata de la chamba haciendo de copiloto y gritando: OYE FRENA, AHÍ ESTA! Si, acá estoy malparido, gracias por decírselo al gerente y señalarme en medio de la 28 de Julio peor que a prosti de la Av Arequipa. Cual burro arrepentido me subo al Bora emanando pisco acholado y con el rímel en el mentón. Mejor no pregunto nada. Sí, mejor.